ACEITE DE ARGAN

Entre semana suelo vivir bastante estresada y cansada con las clases, por eso los sábados me gusta cuidarme. Desde hace ya unos años, tengo establecido que, los sábados, son mis días de spa. Mis padre se marchaban a comprar los sábados por la mañana, yo dedicaba la calma en que quedaba la casa para hacer de las mías. Abría el grifo del agua caliente y le ponía el tapón a la bañera.

Y la tradición sigue, y los sábados siguen siendo los días de cuidados. A veces solo basta un poco de aceite en las puntas y crema nutritiva. Otros días decido hacerme una mascarilla, un peeling facial o corporal, depilación…

Así que como ya llevaba un par de días viéndome las puntas un pelín secas, hoy, tocaba sacar el aceite de argán. Mi primer botecito de este aceite me lo trajo mi hermana mayor de un viaje a Marruecos. Ahora ya no queda ni una gotita, porque es tan milagroso que lo hago servir para todo! Tiembla aceite de Rosa Mosqueta!

Yo ya conocía este aceite, empecé a saber de él cuando se puso de moda, y algunas casas de cosmética crearon cremas hidratantes con este como ingrediente principal. Pero cuando lo probé en estado puro, me enamoré. :D

Es super hidratante, y lo mejor es que no es un aceite graso. Así que podemos usarlo para hidratar nuestra piel y cabello sin que se nos pegue la ropa al cuerpo y se nos quede el pelo como si llevásemos tres semanas sin ducharnos!

Además da brillo. Eso para la piel es genial, en invierno nos ayuda a combatir ese tono paliducho que cogemos y en verano a que nuestro moreno reluzca!

Y ayuda a reducir las manchas de la piel! Y como no es graso, no nos engrasa en exceso la piel. Esto último me pasaba a mí cuando me ponía rosa mosqueta. Intentando combatir las manchitas, me salían granitos… vamos, que no solucionaba nada!

Un truquillo, para que sea más nutritivo aún y nos deje un cabello super hidratado, mezcladlo con medio aguacate. Queda un potingue un poco chunguillo, pero la finalidad es lo que cuenta.